Sueldos y Salarios en México: Cómo funcionan las retenciones, cuánto te descuentan y por qué
- KARLA RAYA

- 4 nov
- 4 Min. de lectura
Recibir el primer salario formal es una experiencia que mezcla orgullo y desconcierto. Orgullo, porque representa independencia económica; desconcierto, porque el monto que llega a la cuenta bancaria suele ser menor al que aparece en el contrato. Esa diferencia tiene una explicación técnica y legal: se llama retención. Comprender su funcionamiento no solo permite interpretar correctamente el recibo de nómina, sino también aprovechar los beneficios fiscales que el sistema ofrece a quienes planean sus finanzas con inteligencia.
El fundamento de las retenciones
En México, toda persona que obtiene ingresos derivados de un trabajo subordinado está sujeta al Impuesto Sobre la Renta (ISR), regulado por la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), publicada originalmente en el Diario Oficial de la Federación el 11 de diciembre de 2013 y con reformas posteriores. Este impuesto grava los ingresos percibidos por concepto de salarios y demás prestaciones derivadas de una relación laboral, conforme al artículo 94 de dicha ley.
En este régimen, el patrón funge como retenedor: calcula y retiene mensualmente el ISR correspondiente, para luego enterarlo al Servicio de Administración Tributaria (SAT) a nombre del trabajador. Es decir, el empleado no paga el impuesto directamente; el empleador lo hace en su representación, asegurando así el cumplimiento fiscal y la recaudación oportuna.
Cómo se calcula el ISR en nómina
El ISR sobre sueldos y salarios se determina mediante una fórmula progresiva establecida en las tablas del artículo 96 de la LISR, actualizadas anualmente por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. El sistema es progresivo porque quienes perciben mayores ingresos contribuyen proporcionalmente más.
El cálculo se realiza considerando el ingreso gravable mensual, al cual se aplica una tarifa que define un límite inferior, un límite superior, una cuota fija y un porcentaje sobre el excedente del límite inferior. Por ejemplo, una persona con un ingreso mensual de aproximadamente $10,000 podría tener una retención efectiva de 21.36%, mientras que quienes perciben $30,000 mensuales podrían enfrentar una carga de 23.52%, y los ingresos superiores a $50,000 alcanzan tasas efectivas cercanas al 30%.
Es importante subrayar que no todos los conceptos de la nómina son gravables. Existen percepciones exentas —como parte de los vales de despensa, primas vacacionales o aguinaldo hasta ciertos límites— que reducen la base sobre la cual se calcula el impuesto.

Las otras deducciones legales: seguridad social y previsión
El ISR no es el único descuento que aparece en el recibo de nómina. También existen las contribuciones de seguridad social que cubren servicios médicos, riesgos de trabajo, ahorro para el retiro y vivienda. Estas están reguladas principalmente por la Ley del Seguro Social y la Ley del Infonavit.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recibe aportaciones tanto del trabajador como del patrón. Las cuotas que se retienen al trabajador financian su acceso a servicios médicos, maternidad, incapacidades y riesgos laborales. Por su parte, las aportaciones al Infonavit constituyen un fondo que puede utilizarse para acceder a un crédito hipotecario. Finalmente, una parte del salario se destina a la Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), que forma el ahorro obligatorio para la jubilación.
Dependiendo del nivel de ingresos, la suma de ISR y contribuciones sociales puede representar entre el 15% y el 35% del salario bruto. Este porcentaje no es uniforme y varía según la estructura de percepciones, el tipo de prestaciones, la zona geográfica y el régimen de contratación.
Por qué a veces te retienen más de lo esperado
Es común que los empleados noten variaciones en el monto retenido de un mes a otro. Estas diferencias no siempre implican un error. Pueden derivar de factores como percepciones variables —bonos, comisiones o pago de horas extra— que incrementan el ingreso gravable del mes, provocando una retención temporalmente más alta. También influyen los ajustes anuales de tarifas, los efectos de los subsidios al empleo o la falta de actualización de datos fiscales ante el SAT.
En ocasiones, el patrón aplica la tabla mensual completa aunque el trabajador haya laborado solo una parte del periodo. Esto genera un efecto momentáneo que se corrige en el ajuste anual que el propio patrón realiza al cierre del ejercicio fiscal.
Recuperar parte del ISR: la declaración anual
El ISR retenido por el patrón no siempre es el impuesto definitivo. La ley permite que el contribuyente recupere parte de lo pagado a través de la declaración anual presentada en abril del año siguiente. El SAT compensa los saldos a favor cuando existen deducciones personales que reducen la base gravable.
Entre las más relevantes se encuentran los gastos médicos, hospitalarios, dentales y funerarios; los intereses reales pagados por créditos hipotecarios; las aportaciones complementarias de retiro o a planes personales de retiro (PPR); las colegiaturas; los seguros de gastos médicos mayores y los donativos autorizados.
Presentar la declaración de forma correcta, con comprobantes fiscales válidos y datos actualizados ante el SAT, permite obtener devoluciones automáticas que en muchos casos pueden equivaler a un salario completo o más. Es decir, la educación fiscal puede convertirse en un instrumento de rentabilidad personal.
El salario como herramienta de planeación fiscal
Entender las retenciones no solo sirve para aceptar resignadamente los descuentos, sino para planificar de manera inteligente. Una persona asalariada puede optimizar su carga tributaria de forma legal mediante decisiones financieras informadas: realizar aportaciones voluntarias a su Afore o PPR, invertir en instrumentos deducibles, contratar seguros con beneficio fiscal o destinar parte de su ingreso a educación o vivienda con impacto tributario favorable.
El salario, correctamente administrado, es una base sólida para construir patrimonio. La clave está en comprender que los impuestos no son un enemigo, sino un sistema que —bien aprovechado— permite obtener beneficios directos y certidumbre financiera.
Conclusión: la madurez fiscal como parte de la vida adulta
Convertirse en contribuyente no es una carga, sino una forma de integrarse plenamente a la economía formal. Entender el ISR, las cuotas de seguridad social y las deducciones personales es el paso inicial hacia la madurez financiera. Quien conoce la estructura de su nómina deja de sentirse víctima del sistema y empieza a utilizarlo a su favor.
La educación fiscal es, al final, una forma de libertad. Permite tomar decisiones con base en datos, no en percepciones; planificar el futuro, no reaccionar ante él; y transformar el salario en una herramienta de crecimiento.
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